Instantes fugaces de miedo,
se acercan los devoradores de vida
que acaban con sangre y menos paz,
tal cual la herida mortal que termina con aquella alma.
El sonido de la muerte es tan eterno
que rompe el viento en segundos
y apaga la luz de vida.
Más el Padre puso el lugar exacto,
porque los pasos hacia delante
hubieran sido letales para el escritor,
y el momento se hubiera apagado tras
el latir pausado por el sonido perforado
que hubiera hecho el instrumento mortal
a la vida.
Quien diría los minutos mortales
son tan letales ,
pasan y solo algunos los ven pasar
y todo vuelve a la normalidad
de una triste realidad.
Lagrimas brotan de coraje,
como se hace para regresar el tiempo,
y enfrentar a los devoradores de vida
y acabar el instante que construyo un
recuerdo vivo y desgarrador.
El escritor sigue aquí,
pero cuanto tiempo más tendrá la esperanza
de encontrar paz,
tras aquel sonido de muerte
que palpito y hizo vulnerable la razón
del temor de volver
hacia aquella calle,
que presento la escena
que jamás podrá olvidar.
ALEX