Del cielo cayo;
pareció ser una estrella fugaz,
pero no era ella, era la gloriosa nada,
estaba allí toda alborotada,
tenia una silueta cambiante,
a veces se oía que hablaba,
pero no decía nada,
nada más que espacio,
a lo lejos el frío se acerco,
instantes después se esfumo llorando,
sabe cuando ni donde sintió calor,
oleadas de mar cayeron al vacio,
y la nada constato que florecería sin aire,
grito al viento el gorrión que no había lugar para ella,
murmuró la bella que nada le pasaría a la historia sin ella,
sincera la nada amargo las alas para volar,
intento mortal bajar a la realidad sin un poco de ironía,
ilógicamente ella sintió soledad,
acaso la depresión enojada acariciaba a la nada,
allí estaba ella mirada por la vida loca,
a lo mejor se hacia la misma pregunta ¿Porqué a mi?,
pero no sabia que aquí no hay respuestas,
concretas las rimas salieron a hacerle versos,
le hablaron de amor y de soledad;
pero ella prefirió la nada,
clara y sin espada que atraviese el corazón,
arribo el silencio que la ayudo a desaparecer,
y así todo pareció ser normal,
pero aún sin ella existieron días de nada,
y ella se convirtió en constante momento,
que recordó a todos los poetas;
que las palabras estas hechas de nada,
y no más que nada,
aquella que una vez callo y existió,
tan cerca del camino del intento de ser.
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